"El sentido no es nunca principio ni origen, sino producto. No hay que descubrirlo, restaurarlo, ni reemplearlo sino que hay que producirlo mediante una nueva maquinaria." Gilles Deleuze, 1969

jueves, 9 de septiembre de 2010

'nosotros' y 'los otros'

en plena exaltación de la democracia, hoy el pueblo se hace con su poder y se manifiesta alzando la palabra, con suerte, por encima de sus propios cuerpos. las voces son, en este sentido, la herramienta con la que fabrica su sentido. el suyo propio, el de quien la posee y la pronuncia. y es por ésto mismo por lo que me interesan tanto estos sonidos personales e identitarios.
¿pero cuáles? todas, claro. pero entre esa multiplicidad de voces hay algunas que se oyen menos. el canal está igualmente sintonizado, pero por interferencias en la red, hay unas pocas que son silenciadas. y estas son mis predilectas.

el discurso social se reduce a soliloquio tan a menudo que pierde su justicia en la no equidistancia. si bien está presente en el diálogo un ‘nosotros’ y un ‘ellos’ que hacen las veces, respectivamente, de emisores y receptores o mensajes, la voz dominante, el emisor más absoluto, suele ser la de nosotros mismos. y ser ‘nosotros’ significa, básicamente, no ser ‘los otros’. y es aquí, en este punto de mi planteamiento donde cabe preguntarse, ¿quiénes somos realmente ‘nosotros’ y quiénes son ‘los otros’?

podría responderse a esta cuestión abandonándola en tierra de nadie, apuntando que ‘nosotros’ somos los que no tenemos una vida precaria -quedaros con este término, porque será recurrente-, a los que nadie nos ha robado la voz y quienes, en una posición dominante, aventajada y cómoda, gozamos de todos los privilegios de una vida desarrollada. pero no nos podemos quedar ahí, porque es más que eso. ‘nosotros’ somos quienes desarrollamos, manejamos y controlamos la semiótica de la representación, toda esa arquitectura sígnica que edifica la estructura que hace inteligible nuestro mundo, y también el mundo de ‘los otros’. 'nosotros' somos los que establecemos parámetros, modos y maneras, elegimos a quien autorizamos para hablar y tomar decisiones en nuestro nombre y el de los demás. y somos los emisores autoritarios (y auto-autorizados) de la voz que resuena en todo el mundo; el porta-voz de la palabra en una comunicación a veces imparcial, otras veces, partidista. ‘nosotros’ interpelamos a las cosas, las personas, las circunstancias, los lugares y los dotamos de un nombre, una etiqueta, siguiendo ese mandato autoimpuesto de que para actuar de un modo u otro sobre algo, es determinante saber cómo lo hemos llamado. y esta cuestión es crucial en nuestra coyuntura. el nombrar, etiquetar, clasificar, ordenar y hacer todo ello de un determinado modo y no de otro y repetirlo una y otra vez, reiterando y citando y produciendo en el discurso los efectos de los que se nombra. y así, mediante la performatividad, materializamos, y hacemos responsables a ‘otros’ de los efectos de nuestras voces.

¿y quiénes son 'los otros', entonces? pues ‘los otros’ se componen por todos aquellos que no somos ‘nosotros’. risible, lo sé. de nuevo en tierra de nadie. 'los otros' son un resto tan amplio que resultaría imposible de abarcar y que, al intentar hacerlo, habríamos de hacer uso de aquellas etiquetas apelativas que, por reduccionistas o generalizantes, acaban resultando inservibles y que desechamos por principio. para aquí y para mí ‘los otros’ serán las mujeres, los excluidos sociales (mendigos, inmigrantes, ex presidiarios reinsertos, algunas étnias “precarias” –gitanos, por ejemplo-, drogadictos…) y ciudadanos de fuera de nuestra (la de 'nosotros') comunidad, 'ellos', los del Tercer Mundo.

'nosotros', 'los otros': las voces. ¿polifonía? debería. pero ante mi incertidumbre incrédula, lo pongo en tela de juicio. y así es como comienza esto...

sábado, 4 de septiembre de 2010

voces que (me) importan

voces, sí, voces.
la mía, la tuya, las de ellos, las de ellas, las de nosotros y sobre todo, las de los otros.
particular, personal e íntimo modo de darle una cuántas vueltas de más a la tuerca del discurso social hasta hacerla desencajar del tornillo que la sostiene. un vistazo plural y caleidoscópico a nuestra realidad, un enfoque oblicuo a sus estructuras, un desnudo elegante de las identidades y un travestismo sin vergüenzas de los géneros, una provocación impertinente a las normas y esterotipos, unas prácticas de maquillaje de la distopía en su antónimo idealizado, una descomposición de la semiótica en forma de sopa de letras, un pellizco a traición a los "porque sí", una rebeldía al puro estilo del '68, un teatro de sombras a plena luz del mediodía, una gramola de voces en off a pleno volúmen, un cuestionamiento de cada mirada, mitos revertidos y desmontados sin caja de herramientas, ficciones caducadas que desayunamos cada mañana, la ensalada en la que todo vale y nada sobra y la propuesta de una comunicación sostenible para una mejor realidad.
tan simple y tan temerario como despojado de arrogancia y soberbia. sencillo, escaso, caduco. un proyecto sin final, sin tesis ni Eco de tutor. con la epistemología a la izquierda y unos dedos pensantes frente a vosotros.
y poco más...